miércoles, 26 de mayo de 2010

Mujer

mirada de mujer Dentro de cada mujer late un corazón increíble, una belleza extraordinaria brotando a borbotones por sus ojos. Por su sonrisa. Dentro de la mujer a la que quiero late un corazón extraordinario y la belleza que irradian sus ojos es capaz de hacer sonreír a mi corazón y tratar de hacerlo uno extraordinario. Sonriamos juntos y seamos felices pequeño corazón, extraordinaria mujer, increíble amor.

Cada mujer en el universo es hermosa y cada mujer es un universo particular. Inabarcable y misterioso. Jamás podré conocer lo que esas almas a veces tan contradictorias son capaces de hacer. Sus potencialidades son únicas y sus ojos maravillosos. Mujeres, que esa hermosura que llevan dentro no se pierda, que sus ojos siempre brillen y que sus bocas siempre sonrían y besen. Porque el brillo del universo particular que llevan en el pecho no debe apagarse nunca…  el día en que el brillo de un corazón se apaga es triste. Es el de una mujer que ya no sonreirá, el de una mujer que ha sufrido demasiado. Sin embargo, no temas, si bien el universo está triste, no quiere decir que haya muerto. Todavía puede brillar. Y brillará muy fuerte cuando te encuentres con aquel que está esperando que tu sonrisa y tus ojos brillantes le alumbren aunque sea una vez.

domingo, 23 de mayo de 2010

Un Domingo cercano

Creo que he llegado al punto de comprender que no siempre la inspiración tiene que ver con los sentimientos. Hasta el día de hoy había escrito así, de manera sentimental; tal vez hasta forzando a mi corazón a traer de vuelta sentimientos, sueños, amor que ya no quería sentir o que él mismo sabía eran nada más que recuerdos, tal vez hermosos, tal vez no.

Y bueno, comprendí que se puede escribir sobre casi cualquier cosa. No quiero llegar a viejo arrepintiéndome de no escribir lo que pienso o de no decirlo. Trato de vivir diciendo lo que pienso. Por ejemplo, me encantan esos días en que puedo descansar y nada más. Descansar. Paz. Ser feliz. Es extraordinario despertarme un domingo y sentirme tranquilo y feliz. Caliento algo de leche, frío huevos y preparo algún jugo y el día pareciera ser eterno. En esos momentos de paz, Dios, realmente encuentro felicidad.

Claro que hay otras cosas que también me pueden brindar felicidad. Por ejemplo, ese domingo puede complementarse con el despertar al lado de la mujer que quiero, de despertar felices y juntos. No necesariamente cansados por alguna sesión de intimidad, si no despertar felices.

Creo que seré feliz el día que encuentre a una compañera con la que pueda despertar sonriendo. Haberla sentido dormir tranquila a mi lado toda la noche, despertar antes que ella y ver su carita haciendo muecas soñando con quién sabe qué. Sentir su aroma y su cuerpo. Despertar e ir a prepararle el desayuno. Solo porque sí. Sólo porque me haría feliz su felicidad.