viernes, 17 de julio de 2009

Hablar de amor

Hablar de amor es algo que el hombre hace casi instintivamente. Desde que amanece, muchos ya piensan en cariño. Durante el día fantasean con aquella persona que les alegra el corazón y al dormir sólo sueñan con ella. Todas las palabras son insuficientes para expresarse cuando uno está enamorado. Todo el tiempo del infinito es poco cuando uno desea tener la compañía de aquel a quien ama. Todos queremos ese tiempo y esas palabras dirigiéndose una y otra vez hacia esa persona y hacia nosotros. Todos buscamos amor. Todos queremos encontrarlo, pero tememos sufrir. No comprendo. ¿Desde cuándo el amor se tornó sufrimiento? ¿Algo que nos puede hacer tan felices nos puede hacer sufrir? ¿Por qué?


A veces crees que es difícil dejar a los sentimientos expresarse libremente. Es que las personas no solemos dejar fluir nuestras emociones. Muchas veces hemos sido heridos pero, a pesar de eso, estamos allí, luchando y luchando; sintiéndonos tristes por no querer sufrir, pero realmente tristes por querer querer. Esa tristeza se torna en miedo y eso es lo más terrible de todo.


Qué tan difícil es decir: te quiero… intentemos algo. No creo que lo que podamos sentir sea algo tan difícil de mantener. No creo que de un sentimiento tan extraordinario como el cariño pueda surgir el sufrimiento perenne de la decepción. A mí no me parece. El cariño, como los recuerdos, permanece siempre. Sólo falta confianza. ¿Cuántas veces has querido ser esa confianza? Hoy, yo quiero ser tu confianza.

viernes, 10 de julio de 2009

Esta mañana

“Esta mañana
me di cuenta que no hay nada
que yo pudiera hacer
para que deje de una vez
de llover…”

Esta mañana. Coti

Existen infinidad de deseos encerrados en la mente y el corazón del hombre. Lo más terrible es que estos deseos puede que no sean nunca manifiestos: por miedo, por orgullo, por evitar que esas máscaras que utilizamos cada día al levantarnos se agrieten y dejen ver quienes somos realmente.

¿Quién soy realmente? ¿Quiero que mi máscara caiga? Te soy sincero: últimamente sí. Quiero que veas quien soy. Que me quieras o no, no es algo que esté en mis manos y es algo que es tan valioso que difícilmente trataré de forzar. Las cosas que deben de nacer, nacerán. De otro modo, sólo se ha de vivir una fantasía sin cariño. Y eso no es lo que quiero contigo.


El mundo está lleno de corazones, me dicen. Así es, pero cuántos corazones son como el tuyo… Esta mañana, al despertar tomé mi máscara, me di cuenta que la vengo usando desde mucho tiempo atrás y que sólo me la he quitado en muy contadas ocasiones. Ya no más. Para ti, seré yo.